El río Atrato fluye a través de una de las selvas más biodiversas de la Tierra. Se encuentra mucha madera, minerales, oro, platino y otros “recursos” para el consumo del mundo. Sin embargo, hay comunidades indígenas y afro descendientes que han vivido aquí durante siglos, es su territorio. Los grupos armados y las empresas multinacionales están luchando para acceder a éste. Los desplazamientos de estas comunidades han incrementado en la última década. Un viaje por el artista Fernando Arias, con contribuciones de la Dr. Charlotte Streck y Elizabeth Gallón Droste se presenta en formato video y es musicalizado por Robert Lippok. 

Desde noviembre de 2014, Sinfonía Trópico ha trabajado con científicos, músicos y artistas plásticos para crear conciencia a cerca de la pérdida de biodiversidad, deforestación y cambio climático en Colombia. ATRATO se inspira del motivo del viaje como proceso introspectivo entre apreciar la riqueza y belleza de la biodiversidad y confrontarse con las problemáticas actuales medio ambientales y socio-económicas de Colombia, para lograr una conciencia colectiva respecto al territorio. 

Las planicies inundables del Atrato y sus diferentes unidades fisio-geográficas forman un extenso corredor biológico que va desde la zona media de su cuenca, hasta su desembocadura en el Océano Atlántico.  El río Atrato es considerado uno de los ríos más caudalosos del mundo. A lo largo de sus 750 kilómetros se encuentra la más alta concentración de biodiversidad por unidad de área reportada en el mundo. Son verdaderos santuarios de biodiversidad. Hasta el momento se han encontrado hasta 400 especies de árboles y 800 vertebrados por hectáreas, cifra récord, muy por encima de la Amazonia. 

De las 45.000 especies de plantas que hay en Colombia se han encontrado entre 7.000 y 8.000 especies en esta zona, y se cree que un poco más de 2.000 especies de plantas y 100 especies de aves de la región no se encuentran en otro lugar del mundo.

El Chocó es el único departamento de Colombia con dos costas, el océano Pacífico y el océano Atlántico. La estratégica ubicación geográfica del Chocó se caracteriza por tener la taza de pluviosidad más alta del planeta. 

A través del tiempo, se han articulado ambientes con características únicas para que el intercambio entre la biota (Avifauna) de Sur, Centro y Norte América se encuentren. El Chocó es el refugio natural de un sinnúmero de formas de vidas y hábitos de crecimiento que alcanzan su máxima expresión de riqueza en estos ecosistemas.

Sin embargo, esta biodiversidad está en peligro. Los bosques en el Pacífico colombiano están siendo afectados por la deforestación. Entre los árboles más afectados se encuentran los manglares, cativales y guaduales.

La región del Pacífico colombiano ha sido predominantemente habitada, desde hace cientos de años, por comunidades indígenas y afro-descendientes.  Estas últimas representan más del 90% de la población del Pacífico.  En la parte baja del río Atrato en la frontera con Panamá habitan indígenas Embera, Wounan, Katio, Chamí y Tule. Estos grupos indígenas están considerados en vía de extinción. Son habitantes tradicionales y milenarios de los ríos y los bosques. 

Las tierras, en su mayoría, son propiedad colectiva de los resguardos indígenas y de las comunidades afro.  Una mínima cantidad de predios están en posesión de otros sujetos de derecho, diferentes a las colectividades. El territorio y los ríos son escenciales, ya que son la base de la construcción social, cultural y económica de los  habitantes.

Las comunidades que habitan en las cercanías del río Atrato viven en un paraíso terrenal con difíciles condiciones de vida. La abundancia en minerales ha llevado a la extracción masiva legal e ilegal de recursos naturales no sostenibles como la minería. En muchos casos se inician exploraciones sin contar con la opinión de los habitantes. Las repercusiones de estas acciones son graves. El agua se contamina con el mercurio. Hay escasez de agua potable.

La riqueza en metales preciosos como el oro y el platino, la diversidad de vegetación y fauna, y su ubicación estratégica, lejos de ser fuente del propio desarrollo de los habitantes del Atrato, ha convertido sus territorios en campos de batalla de grupos armados interesados en los recursos y en las rutas del narcotráfico. 

La violencia injusta que se vive en la región es el resultado de la lucha por el dominio territorial y de los recursos naturales que se encuentran en una zona geopolíticamente estratégica y con alto potencial para el desarrollo de cualquier actividad económica. Los proyectos de las grandes multinacionales, además de agotar los recursos, favorecen poco a los afectados,  influyendo directamente en el declive de su calidad de vida.